Esta frase no me pertenece pero la siento muy mía desde que leí un libro de Guillermo Ferrara porque inspiró y trasformó toda mi visión del masaje.
Recibes un masaje por un sin fin de motivos… dolor, tensión, alguna alteración estética o simplemente para relajarte. Quien ofrece un masaje tiene toda la intención de aliviar y cumplir todo lo que desea el cliente.
Parece un encuentro mecánico de pedir y recibir pero no es así. En mi caso cuando recibo al cliente se inicia un viaje donde muchos elementos entran en juego: aromas elegidos a consciencia para dar la bienvenida, música con la frecuencia adecuada para restablecer la armonía de tu mente, una cabina acogedora que abraza el momento. La técnica personalizada para cada caso, para así iniciar el viaje de las manos al alma.
El Masaje es un ritual donde escucho al cuerpo, respeto sus límites y acojo su dolor desde el amor para liberarlo. Entiendo que está herido emocionalmente y endurece la coraza del cuerpo para protegerse y mis manos solo se ganan su confianza para abrirlo a la sanación.
Es por eso que para mi el masaje es sagrado, cuido mucho mi energía para que esté en la más alta vibración y así hacerlo con consciencia y presencia. Siempre comparo al cuerpo con un templo y a los templos se entra con devoción y respeto.
A ti que ya has sido parte de esta experiencia sensorial y energética, gracias!!! y a ti que aún no la vives espero verte pronto y así juntos hacer el viaje de mis manos a tu alma.
Con amor Anais Silva.
Muy interesante, gracias por info